Espacio para crecer, aprender y conectar con una comunidad apasionada por la búsqueda de la verdad. Artículos, reflexiones y análisis sobre temas teológicos
Este video es un buen material que se puede usar en catequesis de adultos para explicar y aclarar algunas cosas relativas al sacramento de la confesión. Nos muestra este sacramento de una manera muy natural y sencilla para que se disipen las dudas en torno a la mediación del sacerdote para perdonar los pecados.
El compromiso por la justicia y el amor en el mundo actual
-los medios de comunicación han acercado mucho a los países y culturas. Esto supone a veces incomprensiones y otras compartir dificultades.
Hay muchos medios para prestar ayuda, esto es algo que ya nos recordaba el Vaticano II, el sentido de solidaridad.
-colaboración entre entidades estatales y eclesiales, con objetivos caritativos, voluntariado. La Iglesia se presta a colaborar con distintas organizaciones, asociaciones, comunidades, etc…
Benedicto XVI se alegra de que haya muchas iniciativas en este sentido.
La actividad caritativa de la Iglesia.
Dice El Papa que el aumento de estas organizaciones es porque el amor al prójimo ha sido grabado en el corazón del hombre y es también efecto de la presencia del cristianismo en el mundo.
¿cuál es la esencia de la caridad cristiana? Por un lado está la respuesta a una necesidad inmediata que observamos, y por otro está la necesidad de humanidad y cordialidad, una atención que sale del corazón. A esto se llega a través del encuentro con Cristo que nos hace abrirnos al otro, no es algo “impuesto” sino consecuencia de nuestra fe.
El ejercicio de la caridad tiene que ser independiente de ideologías o partidos.
La caridad no puede ser proselitismo (explicar el significado de esta palabra). El Amor es gratuito, sin dejar de lado a Dios. Además, muchas veces el sufrimiento en las personas viene por la ausencia de Dios en sus vidas.
Debemos saber cuándo hablar de Dios y cuándo callarnos pues la mejor defensa de Dios es el amor que pongamos al hacer las cosas. Los testigos de Cristo son nuestra actuación: nuestro hablar, nuestro silencio y nuestro ejemplo.
Los responsables de la acción caritativa de la Iglesia
Es la Iglesia misma a todos los niveles. Benedicto menciona el consejo pontificio Cor Unum instituido por Pablo VI y a los obispos responsables en las iglesias particulares.
Muy importante es no dejarse llevar por las ideologías sino por la fe y el amor de Cristo.
1Cor 13 debe ser el modelo para el servicio en la Iglesia. Nuestra actuación es insuficiente si no se percibe el amor por el hombre alimentado del encuentro con Cristo.
Idea MUY IMPORTANTE: En la necesidad de otro, yo me doy a mi mismo, para que ese don no humille al otro; no le doy algo mío sino a mí mismo. Este es un modo de servir que hace humilde al que sirve; no adopta una posición de superioridad sino que imitando a Cristo, ocupa el último puesto, (como Cristo que en la cruz nos redime y ayuda).
De este modo, ayudamos y reconocemos que también nosotros somos ayudados; no es mérito nuestro sino Gracia de Dios. Él nos concede ese don, no son nuestras capacidades personales.
Como somos limitados aparecerá el desaliento. Aquí vemos que somos instrumentos en manos del Señor, hacemos lo que nos es posible y el resto lo confiamos al Señor. Nosotros no gobernamos el mundo.
El contacto con Cristo es fundamental: para no caer en la soberbia ni caer en la resignación se encuentra la oración, el trato diario con Cristo.
El Papa añade que no sabemos porqué Dios muchas veces frena su brazo y no actúa. Aún así los cristianos confiamos en Él, en su amor, en que nos ama.
Para finalizar, apunta que fe esperanza y caridad van unidas. La esperanza va unida a la paciencia para no desfallecer y la humildad para fiarnos de Dios incluso en los momentos de oscuridad. Dios nos ha dado a su hijo, es la certeza de que Dios es Amor. Transforma nuestras dudas. Dios vencerá.
Leer directamente el final del punto 39.
En la conclusión de la encíclica, Benedicto XVI pone ejemplos de los santos que podemos mencionar para que los lean los catecúmenos, y recuerda a María a la que Lucas muestra atareada atendiendo a su prima Isabel. Ella nunca se pone en el centro sino que deja el espacio a Dios. Por eso es tan grande su ejemplo, porque quiere enaltecer a Dios, quiere ser su sierva y se pone a su disposición. Quien camina hacia Dios no se aleja de los hombres sino que se hace cercano a ellos. Esto se ve en María.
Como conclusión de la catequesis se puede leer el punto 35 de la encíclica.
Para finalizar y dar pié a comentar, se pueden poner los videos del Papa Francisco (siendo Obispo de Buenos Aires) en un discurso a Cáritas de Argentina y/o el de “Teresa de Calcuta, EL AMOR”. Una vez visualizados se pueden comentar entre todo el grupo, expresando lo que se ha entendido como amor hacia el otro en estas catequesis, personalizando las experiencias del grupo y compartiéndolas.
Espero que estas catequesis os ayuden a explicar este documento.
Dios crea a Adán pero este se siente solo, no tiene nadie con quien estar y compartir. Entonces crea a la mujer; la mujer es un don de Dios para el varón y en medio de ellos se encuentra el árbol del bien y del mal.
Adán y Eva pueden hacer lo que quieran excepto comer de los frutos de ese árbol. El árbol representa lo que está bien y lo que está mal, tener a Dios en el centro de nuestras vidas. Si Dios está en el centro de nuestra vida, siempre sabremos lo que está bien o mal.
Dios se pasea por ese jardín en donde se encuentran Adán y Eva; quiere ser su amigo.
Aparece la serpiente que tienta primero a la mujer según el relato del Génesis. Si tienta primero a la mujer es porque las mujeres tienen más capacidad de escucha y el demonio ve en esto una opción para poder introducirse en la vida del hombre (varón y mujer).
La serpiente pregunta a Eva lo que nos pregunta a todos nosotros: qué necesidad tiene de hacer lo que Dios le dice; tienes que ser libre, no necesitas a Dios, tú eres tu propio Dios.
Las consecuencias de cortar la amistad con Dios son terribles: Adán se esconde de Dios, pues sabe que lo que hace no está bien a sus ojos. Dios mientras tanto le pregunta que porqué se aparta de Él, porqué no vive como Él le ha enseñado.
Vemos a Adán que deja de ser verdadero hombre cuando le echa la culpa a la mujer, está lejos del fin para el que ha sido creado. Si quitamos a Dios de nuestra vida, vemos a los demás como objetos que están para satisfacer nuestros deseos egoístas; ya no les vemos como un regalo, como un don, que es como hombres y mujeres hemos sido creados originariamente. Reducimos la dignidad humana y tratamos a los demás como si fueran cosas, objetos de uso. De esta manera, Adán rompe consigo mismo y con los demás.
Dios nos pregunta ¿dónde estás? llamándonos por nuestro nombre, al igual que lo hizo con Adán (Adán, ¿dónde estás?). Es una llamada a la responsabilidad, a que asumamos la responsabilidad que nos toca ya que hemos sido creados por Dios para acompañar a otros y ayudarles, para ser hermanos.
Ante esta situación, tenemos la figura de Cristo que nos da el camino a seguir diciendo "aquí estoy para hacer tu voluntad"; frente a hacer mi voluntad, lo que yo quiera, se encuentra Cristo en Getsemaní mostrando el camino. Si queremos aprender qué significa realmente ser hombres y mujeres, debemos mirar a Cristo, que quiere hacer de nosotros criaturas nuevas. Con Él, aquel árbol del bien y del mal vuelve a ocupar el centro pero ahora este árbol es de carne, es Él mismo enmedio de nosotros, en el centro de nuestra vida.
Jesucristo hace nuevas todas las cosas mediante la Cruz; se ofrece como sacrificio en la cruz para que nosotros tengamos vida.
(Es necesario hacer la lectura del Génesis 2-3)
Se pueden seleccionar algunos fragmentos de este podcast de D. José Ignacio Munilla y comentarlos. También el catequista puede seleccionar fragmentos del libro El Comienzo de Todas las Cosas de Romano Guardini para comentarlos en el grupo o plantear alguna pregunta.
La Biblia comienza, con el libro del Génesis, con el relato de la Creación:
En el principio creó Dios los cielos y la tierra. La tierra era caos y confusión y oscuridad por encima del abismo, y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas. Dijo Dios: «Haya luz», y hubo luz.
Vio Dios que la luz estaba bien, y apartó Dios la luz de la oscuridad; y llamó Dios a la luz «día», y a la oscuridad la llamó «noche». Y atardeció y amaneció: día primero. Dijo Dios: «Haya un firmamento por en medio de las aguas, que las aparte unas de otras.» E hizo Dios el firmamento; y apartó las aguas de por debajo del firmamento, de las aguas de por encima del firmamento. Y así fue. Y llamó Dios al firmamento «cielos». Y atardeció y amaneció: día segundo. Dijo Dios: «Acumúlense las aguas de por debajo del firmamento en un solo conjunto, y déjese ver lo seco»; y así fue. Y llamó Dios a lo seco «tierra», y al conjunto de las aguas lo llamó «mares»; y vio Dios que estaba bien. Dijo Dios: «Produzca la tierra vegetación: hierbas que den semillas y árboles frutales que den fruto, de su especie, con su semilla dentro, sobre la tierra.» Y así fue. La tierra produjo vegetación: hierbas que dan semilla, por sus especies, y árboles que dan fruto con la semilla dentro, por sus especies; y vio Dios que estaban bien. Y atardeció y amaneció: día tercero. Dijo Dios: «Haya luceros en el firmamento celeste, para apartar el día de la noche, y valgan de señales para solemnidades, días y años; y valgan de luceros en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra.» Y así fue. Hizo Dios los dos luceros mayores; el lucero grande para el dominio del día, y el lucero pequeño para el dominio de la noche, y las estrellas; y púsolos Dios en el firmamento celeste para alumbrar sobre la tierra, y para dominar en el día y en la noche, y para apartar la luz de la oscuridad; y vio Dios que estaba bien. Y atardeció y amaneció: día cuarto. Dijo Dios: «Bullan las aguas de animales vivientes, y aves revoloteen sobre la tierra contra el firmamento celeste.» Y creó Dios los grandes monstruos marinos y todo animal viviente, los que serpean, de los que bullen las aguas por sus especies, y todas las aves aladas por sus especies; y vio Dios que estaba bien; y bendíjolos Dios diciendo: «sed fecundos y multiplicaos, y henchid las aguas en los mares, y las aves crezcan en la tierra.» Y atardeció y amaneció: día quinto. Dijo Dios: «Produzca la tierra animales vivientes de cada especie: bestias, sierpes y alimañas terrestres de cada especie.» Y así fue. Hizo Dios las alimañas terrestres de cada especie, y las bestias de cada especie, y toda sierpe del suelo de cada especie: y vio Dios que estaba bien.
Y dijo Dios: «Hagamos al ser humano a nuestra imagen, como semejanza nuestra, y manden en los peces del mar y en las aves de los cielos, y en las bestias y en todas las alimañas terrestres, y en todas las sierpes que serpean por la tierra. Creó, pues, Dios al ser humano a imagen suya, a imagen de Dios le creó, macho y hembra los creó. Y bendíjolos Dios, y díjoles Dios: «Sed fecundos y multiplicaos y henchid la tierra y sometedla; mandad en los peces del mar y en las aves de los cielos y en todo animal que serpea sobre la tierra.» Dijo Dios: «Ved que os he dado toda hierba de semilla que existe sobre la haz de toda la tierra, así como todo árbol que lleva fruto de semilla; para vosotros será de alimento.
Y a todo animal terrestre, y a toda ave de los cielos y a toda sierpe de sobre la tierra, animada de vida, toda la hierba verde les doy de alimento.» Y así fue. Vio Dios cuanto había hecho, y todo estaba muy bien. Y atardeció y amaneció: día sexto.
El primer capítulo del Génesis relata cómo creó Dios el mundo y todo lo que contiene. Hemos leído cómo la creación entera es fruto de su amor y omnipotencia. De la nada y sin utilizar ningún instrumento, Dios fue creando todas las cosas: el cielo y la tierra, los animales y las plantas, el firmamento, los mares, la tierra, …, y su última creación fue lo más perfecto y lo que Él más quería: el hombre creado a imagen y semejanza suya. Así pudo ofrecerle todo lo que había creado previamente, para hacerlo administrador de todo lo creado. Si lo trasladamos a nuestra vida, podemos decir que tú eres fruto del amor de Dios; que te creó porque te amaba, te ama desde siempre y ha querido ofrecerte lo mejor para que seas su administrador y disfrutes temporalmente de todo lo que te ofrece. Ha pensado en tí y en la mejor forma de hacerte feliz; desea que crezcas como persona y por eso te dice que es dándote, ofreciéndote para ayudar a otros es la mejor forma de ser feliz.
Dios pensó en todos nosotros antes de crearnos; nos ha amado desde siempre y por eso nos ha creado y por el amor que nos tiene, nos ha preparado un lugar precioso en donde vivir, el mundo con toda su belleza. Basta con salir al campo y observar las montañas, las flores, los ríos, o contemplar a un niño jugando, o a una familia reunida a la hora de comer.
Tras la creación, hace al hombre y a la mujer administradores de todo lo creado porque quiere que las personas cooperemos a su obra con nuestro trabajo y esfuerzo, y con una vocación, formando una familia y entregándonos a ella o sirviendo a todas las personas, obteniendo de esta manera el fruto de nuestra colaboración con Él.
Preguntas para el diálogo/comentar:
Tras leer el capítulo 1 del Génesis, se pueden dar ecos de la Palabra y comentar estas preguntas:
¿Qué hizo Dios cada día?
¿Cómo creó al hombre?
¿Por qué hemos de cuidar las naturaleza?
¿Cómo podemos dar gracias a Dios por la creación?
Pensar en cómo se concreta la creación de Dios en mi vida y compartirlo.
Visualizamos el vídeo del Papa Francisco y lo comentamos en el grupo.