Comenzamos una serie de entradas de la concepción y reflexión sobre la Iglesia. Esto puede plantearse a distintos niveles, pero el punto de vista que adoptaremos en estos posts será el de la fe, es decir, vamos a adentrarnos en un conocimiento y una comprensión de la Iglesia que parte de los datos de la Revelación y que la presenta como misterio.
En la presentación de la doctrina sobre la Iglesia hay que evitar dos puntos de partida: por un lado, considerar una interpretación exclusivamente espiritualista que estima la institución como un obstáculo para el encuentro del hombre con Dios y, por otro, una interpretación estrictamente sociológica que exalta la realidad institucional de la Iglesia.
Debemos buscar una buena interpretación que integre los distintos elementos de la realidad de la Iglesia, que es trascendente pero al mismo tiempo está encarnada en el mundo. Nuestro punto de partida será, por tanto, "Creo en la Iglesia"; partimos de la fe en el misterio de la Iglesia con su trascendencia divina y humana en la historia de la salvación, en su perspectiva trinitaria teniendo en cuenta que nosotros somos la Iglesia y que nos tomamos a nosotros mismos como objeto de estudio, de conocimiento y reflexión. Veremos la autoconcienca que la Iglesia tiene de sí misma como objeto.
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