Después de su conversión, San Pablo pasó una temporada en Arabia y luego se fue integrando en la comunidad cristiana aunque con dificultades porque había muchas sospechas en su contra. Esto se refleja en el primer capítulo de la Carta a los Gálatas y en el capítulo 9 de los Hechos de los Apóstoles. En esta etapa recibió información de tradiciones sobre Jesús, su vida, obra y mensaje. Allí pasó unos 3 años y después comenzó a predicar; la oposición de los judíos le obligó a huir.
Marchó a Jerusalén donde se encontró por primera vez con el Apóstol Pedro. Este hecho también se encuentra en el capítulo 1 de la Carta a los Gálatas. Luego partió hacia su ciudad natal hacia el año 40. Después estuvo en Antioquía colaborando con Bernabé.
Comenzó su actividad misionera en los años 34-44 de nuestra era. Según los relatos de sus propias cartas y de los Hechos de los Apóstoles, Pablo casi desde el primer momento de su conversión proclama el vuelco que ha dado su vida al encontrarse con Jesucristo. Por ello ha emprendido la tarea de anunciar a Cristo por todos los caminos.
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