La historia de José presenta un contexto claramente egipcio en el ambiente que se describe; por ejemplo, se usan palabras y nombres egipcios bastante comunes. José es "gran visir del faraón" y la referencia histórica más fiable se encuentra en Ex 1, 11, donde se lee que los israelitas fueron asignados a la construcción de las ciudades de Pitón y Ramsés; Ramsés es una de las ciudades del delta del Nilo, reconstruida con ese nombre probablemente bajo el faraón Seti I o bajo su sucesor, Ramsés II, hacia el s. XIII a.C. De la misma época se conservan algunas fuentes referentes a la entrada en Egipto de grupos de pastores provenientes del Oriente Medio, a los que se les concedían en uso tierras egipcias como pasto para sus ganados. La entrada de los israelitas puede encajar en este tipo de migraciones.
Sin embargo, las fuentes no hablan de una llegada de Israel a Egipto, con lo que se puede suponer la presencia de grupos semitas en Egipto en el curso del s. XIII a.C. Entre esos grupos se encontraría la "casa de Jacob" a la que se refieren el Génesis y el Exodo. La historia de José habría que colocarla entonces, no en el siglo XVIII o XVII, según la cronología tradicional sobre los patriarcas, sino al menos cuatro siglos después.
Sin embargo, las fuentes no hablan de una llegada de Israel a Egipto, con lo que se puede suponer la presencia de grupos semitas en Egipto en el curso del s. XIII a.C. Entre esos grupos se encontraría la "casa de Jacob" a la que se refieren el Génesis y el Exodo. La historia de José habría que colocarla entonces, no en el siglo XVIII o XVII, según la cronología tradicional sobre los patriarcas, sino al menos cuatro siglos después.
En todo caso, el texto de Gn 37-50 no es tanto una narración de fondo histórico como más bien una obra escrita para poner en relieve el tema de la fraternidad, de la paternidad, del buen gobierno y, sobre todo, la imagen de un Dios que guía la historia derribando las perspectivas humanas.
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