jueves, 1 de febrero de 2024

EL ORIGEN Y FUNDAMENTO DE LA IGLESIA(II): EL REINO DE DIOS

 

Primera parte de estos apuntes de eclesiología

La predicación de Jesús y su actuación presuponen el Antiguo Testamento y pretenden llevar a cumplimiento las promesas de salvación; hay que entenderlas, por tanto, en este clima de espera. Israel tiene conciencia de ser el pueblo de Dios, la comunidad de servicio a Dios y de culto; tiene confiada una misión ante los demás pueblos a los que tiene que dar a conocer el único y verdadero Dios. Junto con esto, tiene la dolorosa experiencia de la propia infidelidad ante Dios y espera su intervención en la historia.

La expresión "Reino de Dios" tuvo varios significados en la historia de Israel. El mesías también se concibe de manera diversa, por ejemplo, como el mesías heredero del Rey David que centraba las esperanzas de la sociedad de la época.

Jesucristo no dio una definición precisa del Reino de Dios sino que habló de él en parábolas y lo puso de manifiesto a través de sus milagros. Por eso hay distintas interpretaciones sobre el significado de la expresión "Reino de Dios", aunque la más generalizada es la que considera el Reino de Dios de manera escatológica en la historia de la salvación.

El Reino que anuncia Jesús trae la gracia y la salvación de parte de Dios hacia los hombres en todas sus dimensiones. Esto exige una respuesta por parte nuestra puesto que Dios se ha hecho presente en la historia; pero la salvación solo alcanzará su plenitud al final de los tiempos.

El Reino de Dios que anuncia Jesús no se puede separar de Israel. Aquí vemos una dimensión eclesial en la predicación de Jesús. El Reino no es una realidad espiritual e interior sino que es la presencia de la salvación de Dios en la historia del pueblo elegido. La obra de Jesús pretende reunir al nuevo pueblo de Dios. Por tanto, el Reino de Dios también será el eje de la vida de la Iglesia posterior.


La presencia de Jesús inaugura el Reino en los que escuchan su palabra; suscita una comunidad de fe y de amor en espera de la manifestación plena del Reino. 

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